Rutas y consejos para visitar Cuenca en otoño.El otoño es una estación inmejorable para visitar Cuenca. El próximo puente del Pilar tendrá para muchos afortunados una duración ideal para conocer Cuenca ciudad y hacer alguna escapada por la provincia. El tiempo en octubre en Cuenca suele ser muy apacible, con una temperatura idónea para no sudar ni tener frío, lo que permite llevar la ropa justa y además gozar todavía de esos placeres que el invierno nos va haciendo más difícil como tomar algo en una terraza. Aunque bien es cierto que el clima hace cosas cada vez más raras, el otoño en Cuenca es muy buena época para disfrutar de la ciudad, también de la Serranía y su naturaleza sorprendente, de la berrea, y sobre todo de su espectacular colorido otoñal, motivo más que suficiente para conocerla en esta época. Turismo por Cuenca en otoño. Rutas de senderismo sin salir de Cuenca.El otoño quizá sea la mejor estación para visitar Cuenca: ese fresco mañanero o tras la puesta de sol nos motivará para subir y bajar sus cuestas, entrando así enseguida en calor. Y es la mejor época para asomarnos o, mejor aún, aprovechar para hacer senderismo por sus dos hoces, la del Júcar y el Huécar, que se visten entonces de hermosos colores rojos, ocres, dorados o plateados. Para ello existe una red de senderos denominada “Flor de senderos” que brinda paisajes únicos sin salir de la ciudad. Porque lo que hace a Cuenca especial es que su núcleo histórico está insertado en la misma Serranía de Cuenca, su caserío medieval está encaramado en un gran espolón rocoso donde la sierra parece despeñarse hacia la planicie donde la ciudad moderna ha encontrado su lugar para expandirse. En lo alto, la ciudad antigua que serpentea sobre los dos precipicios de los ríos Júcar y Huécar forman una estampa que merece ser observada desde todos los puntos posibles. Por eso aconsejo hacer al menos una ruta por cada hoz, cada una tiene su especial encanto y no sabría con cuál quedarme. Ruta de San Julián el Tranquilo: unas fabulosas vistas del caserío de Cuenca en la Hoz del Júcar.Es el camino que los conquenses solemos tomar para subir a la ermita del que fue segundo Obispo de Cuenca, una recoleta construcción que está muy cerca de la cueva donde este santo se retiró para llevar una vida austera, y donde hacía sus conocidos cestos de mimbre que le acompañan siempre en sus imágenes. Más de uno no se creerá que muchos conquenses suben más de 120 metros de desnivel en plena medianoche cada Nochebuena para ir allí a la misa del gallo… y no precisamente con calor… El sendero tiene unos 2 kilómetros hasta la ermita desde su inicio junto al río Júcar, donde se puede llegar en coche (justo frente al Recreo Peral y La Terraza del Júcar, dos estupendos sitios para tomar algo o cenar junto al río). El primer tramo puede desanimar a alguno porque es el de más desnivel, pero enseguida las vistas que proporciona, y más en otoño, habrán hecho merecer el esfuerzo. No hace falta nada especial, salvo unas zapatillas de deporte y tener cuidado donde se pisa (sobre todo al bajar), pues es camino natural y en muchos sitios hay piedras sueltas. Si bien el camino tiene esos 2 kilómetros, podemos volvernos cuando queramos, pero aconsejo los primeros tramos sobre todo, desde los que se va viendo la ciudad encaramada en la roca sobre la hoz del Júcar. Ruta de la Hoz del Huécar.Parece mentira que esta impresionante hoz fuera esculpida por un río que hoy vemos tan inocente. Contemplarla desde los 40 metros de altura del puente de San Pablo produce (además del común vértigo) la sensación de estar en un fabuloso decorado donde las construcciones se asoman al abismo y se recortan en el cielo de un intenso azul. Pero tan bonita como desde lo alto del puente (o más) es la vista desde abajo: andar unos cientos de metros por la acera que bordea la carretera de Palomera, bajo el Parador Nacional de Turismo, nos permitirá contemplar la ciudad en lo alto del risco, y podremos seguir su perfil adaptándose a las rocas, las capillas de la girola de la Catedral literalmente voladas sobre el precipicio, y podremos hacer la foto más popular, la de las Casas Colgadas sobre el puente desde una perfecta perspectiva. Ya que estamos junto al río Huécar podemos seguir dando un buen paseo y nada fatigoso: continúa el curso del río hasta la misma desembocadura en el Júcar, y permite girar por una pasarela de madera que bordea entonces el Júcar hasta el Recreo Peral, así que es ideal para hacerlo un soleado día otoñal para después comer o tomar una caña allí. La Serranía de Cuenca: consejos para turismo en otoño.Siempre que se pueda hay que visitar esta extensa comarca natural que ocupa casi la mitad norte/noreste de la provincia de Cuenca. La misma ciudad de Cuenca está dentro de esta comarca, por eso nada más salir de ella entramos en un territorio que sorprende por sus extensos bosques, sus fabulosos paisajes de caliza moldeada caprichosamente, sus ríos salvajes y sus acogedores pueblos. Pero una vez más su poder de atracción se multiplica en otoño, cuando los tonos dorados al fondo de escarpados desfiladeros contrastan con el intenso verde de los pinares de Cuenca, famosos ya desde siglos atrás como narran las crónicas de viajes reales por la provincia. En esta ocasión la sugerencia es ver animales en un paisaje único. Otoño en El Hosquillo: plan ideal con niños para ver animales en plena naturaleza.Hay un sitio que me encanta, el Hosquillo, un Parque Cinegético a unos 37 kms de Cuenca. Aparte de que se encuentra en un paraje natural impresionante, puedes ver animales en semilibertad. No es un zoológico, sino un valle con enormes extensiones de bosque donde un guía te acompaña para intentar ver los animales (entre ellos y los visitantes hay unas vallas de separación por seguridad).
Sólo pasear por aquél lugar, oir sus sonidos y oler el bosque es un lujo. Pero ver los osos con sus oseznos es para mí la guinda del pastel. Las veces que he ido estuvimos a 2 metros de ellos (separados por una empalizada de madera, por supuesto), y vimos cómo los oseznos luchaban por la comida, cómo la osa los protegía,… Se reserva por Internet la entrada para el día que se pretenda ir. Hay que ir con tiempo, porque son carreteras de montaña y hay que respetar la hora a la que te citan a la entrada del parque porque tras entrar el grupo que ha reservado se cierra. Como regalo añadido a la siempre bonita visita, en otoño es probable disfrutar del espectáculo de la berrea: oir los bramidos de los ciervos en todo el valle mientras se hace la visita del Hosquillo es algo muy especial. Pero terminaré asegurando que cualquier rincón de la Serranía será igualmente delicioso para pasar un estupendo día de otoño.
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Empiezo este blog porque me encantaría mostrar a todo el que quiera conocer Cuenca al menos una gran parte de su encanto, de las muchas maravillas que atesora, y deseo convencer a quien se anime a hacer turismo por Cuenca de que no se limite a darla por vista acercándose tan solo a las Casas Colgadas. Porque, siempre que se pueda, no recomiendo visitar Cuenca en un día, a no ser que sea para abrir boca y decidir volver. Lo digo por experiencia, hemos traído a muchos grupos de amigos y con un puente de 3 días nos ha ido justo, como os trataré de mostrar en este blog. Además la "pega" de viajar mucho es que hemos aprendido una dolorosa lección: el tiempo cunde muy poco, y hay que contar con ello. Como un pequeño adelanto, ya que he tocado el tema, os daré un pequeño esbozo de lo que yo haría en un puente de tres días en Cuenca: Primer día: si se viene de fuera, seguramente se ha trabajado ese día y, con suerte, se saldrá de la ciudad de origen hacia las 17 horas, con lo que probablemente se llegará a Cuenca hacia media tarde (pongamos de 19 a 21 horas). Así pues, ese día iremos al alojamiento, nos ubicaremos y saldremos a picar algo, teniendo un primer contacto con Cuenca ya iluminada, una buena forma de empezar, antes de irse a descansar; en otros artículos iré dando ideas de sitios con encanto para cenar, ahora seguimos con el ejemplo. Segundo día: si se sale pronto, podremos dedicar la mañana a un paseo haciendo un recorrido general por lo principal del Casco Histórico y entrar a ver la Catedral, para después irnos a comer (si queremos entrar en museos, comprar algún recuerdo o tomarnos un vermú antes, ya necesitaremos dejar algo para la tarde). Tras la comida se puede optar por hacer alguno de los fabulosos paseos por los senderos que surcan las Hoces donde se encarama Cuenca, y desde los que se aprecian las mejores vistas (y se hacen las mejores fotos): los hay sencillos y semiurbanos (simplemente siguiendo alguno de los dos ríos) y otros más agrestes (para los que les gusta más el senderismo). Otra opción para la tarde sería visitar alguno de los buenos museos que tiene Cuenca y ampliar el radio de visita por el Casco Antiguo, pues muchos turistas que van a Cuenca simplemente se quedan en la Plaza Mayor y así se pierden maravillosos rincones; recordemos que todo el complejo histórico de Cuenca así como también las dos Hoces (Júcar y Huécar) fueron declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1996, pues forman en conjunto un ejemplo único de ciudad-paisaje muy bien conservado. Como veis, nos queda tiempo únicamente para cenar en uno de los encantadores sitios que iré recomendando (y, si hay ganas, visitar alguna zona de marcha, que es algo que gusta mucho en Cuenca). Tercer día: la mañana de este día la aprovecharía para visitar alguno de los impresionantes parajes naturales que tenemos cerca de Cuenca. Seguramente tenga muchas papeletas para ser elegido como destino la Ciudad Encantada, que está a unos 35 kilómetros (una media hora), pero hay decenas de preciosos sitios en un pequeño radio alrededor de Cuenca capital (Las Torcas de los Palancares, las lagunas de Cañada del Hoyo, El Hosquillo, etc). Da tiempo a pasar una buena mañana gozando de alguno de esos parajes, comer en algún pueblo de la zona (como os digo ya daré sugerencias), y volver a Cuenca tras la comida. La tarde la utilizaría para pasear tranquilamente por el Casco Antiguo, seguro (me apuesto un trozo de Alajú con una copita de Resolí de Cuenca) que nos hemos dejado un buen puñado de callejuelas, plazas, miradores al abismo de las Hoces, iglesias, conventos o murallas que han quedado en un recodo por el que no bajamos (por miedo, comprensible, a que luego había que subir), al final de un callejón que parecía que se perdía en la nada (y resulta que justo al final se abría a un anfiteatro natural de rocas que parecen de Capadocia)... Por supuesto la noche nos pedirá que nos asomemos a los miradores de ambas Hoces para ver la magia de Cuenca iluminada. ...y aún nos queda cenar, ¿por qué no tomar algo en la fabulosa cafetería del Parador de San Pablo?, cruzar el puente del mismo nombre en la quietud de la noche y pensar que estamos soñando... y ya es nuestra última noche en Cuenca. Cuarto día: y hoy debemos marchar, aunque probablemente tendremos la mañana disponible aún; no hemos dado siquiera un paseo por la parte baja de Cuenca, si bien es cierto que no es nada comparable a la antigua. También se me ocurre una experiencia que poca gente saborea en Cuenca y que es de las más hermosas: Recorrer en coche la llamada "Ruta Turística", realmente llamada "Camino de los Jerónimos". Es la que recorrerán tres días después de escribir este artículo los ciclistas de la Vuelta a España 2017, un fabuloso recorrido de la Hoz del Huécar primero desde arriba para luego hacerlo por el fondo del valle y volver a Cuenca que surge como nido de águilas sobre la montaña. Como guinda aún le añadiría un plus para hacer ya un completo (digno de "cum laude para turista en Cuenca"): Hacer el camino inverso: tomar la Hoz del Huécar desde el centro de Cuenca hacia la salida (apartándonos poco después del Parador para subir al cerro del Socorro (con vistas inigualables de Cuenca), recorrer de vuelta la Hoz, para subir hasta el Camino de los Jerónimos, y bajar después por el Camino de San Isidro, que nos dará una perspectiva ahora de la excepcional Hoz del Júcar. ¿Hay tiempo para comer en Cuenca antes de volver a casa?. Os juro que es un plan real, lo he hecho muchas veces y os puedo asegurar que la mayoría piden la hora agotados, y eso sin parar: y siempre nos han quedado varias cosas en el tintero... PROPÓSITOS DE ESTE BLOG DE RUTAS E IDEAS POR CUENCA Espero perseverar e ir ofreciendo en cada artículo diferentes propuestas de rutas y planes por Cuenca y su provincia para todos los gustos: rutas por la ciudad de Cuenca, sugerencias de ocio, visitas a lugares históricos y monumentales de la provincia, excursiones ideales para familias con niños, pueblos encantadores, planes en la naturaleza, planes de verano, de otoño, de primavera o invierno en Cuenca, y todo lo que vaya surgiendo. Como conquense apasionado no es fácil elegir por dónde empezar a contar lo mucho que hay que ver en Cuenca y su provincia, así que lo mejor será comenzar hoy simplemente con una breve presentación de la ciudad que nos ayude a todos (a mí sobre todo) a situarnos. Antes de nada creo que es bueno no traer esquemas preconcebidos al venir a Cuenca y ... aconsejaría traer calzado cómodo, olvidarse del llano y prepararse para una ciudad asomada al abismo. Para saborear su esencia, el conjunto histórico de la ciudad antigua requiere perderse sin prisa por sus plazoletas, cuestas y callejas. Así se descubrirá la magia de la verticalidad, la belleza de la asimetría, el arte de lo desigual. Cuenca es subir y bajar, el vértigo de las alturas, así que ... fuera miedos a bajar una cuesta por tener que volverla a subir: como todo en la vida, lo bueno se hace de rogar, y cualquier rincón perdido de Cuenca esconde una vista inigualable. No quiero cansaros el primer día, así que, para terminar por hoy, y como aperitivo a esta ciudad única ... que no lo digo sólo yo, que lo dice la Unesco, que la declaró hace 20 años Patrimonio Mundial de la Humanidad en todo su conjunto histórico incluyendo las dos Hoces de los ríos Júcar y Huécar, os incluyo comentarios de lo que dijeron de Cuenca algunos poetas y novelistas... |
IñigoMuchos dicen que Archivos
Marzo 2020
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