Casa Pipo y Ceci Cuenca
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Ruta de un día desde Cuenca por la Serranía Baja, entre sorpresas de roca y agua.

17/3/2020

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Serranía Baja de Cuenca y Tierra de Cañete, joyas inexploradas para viajeros inquietos.

No es esta una zona muy visitada, lo que no hace sino añadir encanto a su belleza. Resulta inexplicable, pues tiene sobrados encantos para justificar no sólo un día por esta comarca, sino para detenerse en alguno de sus pueblos y dejarse llevar por el instinto para conocerla con más calma. 

Podríamos recorrer los puntos que voy a señalar en una bonita excursión de un día desde Cuenca, y nos dará tiempo para volver a dormir a Cuenca si está allí nuestra base. Pero también es una ruta perfecta para quienes vengan de (o vayan a) Cuenca desde la zona Noreste de España, ya que seguiremos todo el tiempo el trazado de la carretera nacional N-420, que viene desde Teruel a Cuenca.

Empezaré el recorrido desde Cuenca, pero servirá igualmente para quien lo haga en sentido inverso, cambiando el orden de la visita.

Monumento Natural de Las Torcas de los Palancares y las Lagunas de Cañada del Hoyo.

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Ya hice mención a este enclave en un artículo anterior, como propuesta para excursión de medio día muy cerca de Cuenca.

Como decía allí, Las Torcas están a escasos 30 kilómetros de Cuenca por la carretera N-420, y es un lugar sorprendente que concentra 30 torcas, unas formaciones kársticas impresionantes originadas al colapsar el terreno calizo creando enormes pozos de hasta más de 90 metros de profundidad y gran diámetro (la mayor con más de 10 hectáreas de superficie).

​Volviendo de nuevo a la N-420, a pocos kilómetros tomaremos el desvío hacia Cañada del Hoyo para visitar otro lugar de interés. Sólo nos supondrá un desvío de unos 6 kilómetros que creo más que recomendable.

Tras pasar el pequeño pueblo, con el castillo en la loma que su propietario conserva en buen estado, tomaremos la carretera que lleva a las lagunas de Cañada (y que luego sigue hacia Valdemoro de la Sierra); en pocos kilómetros veremos las indicaciones para dejar el coche en una zona de aparcamiento.

Allí unas señales nos indican senderos para visitar otras torcas, pero esta vez en forma de 7 lagunas, pues los hundimientos se produjeron sobre cavernas de agua subterránea. Es un lugar de gran belleza, pues además de los frondosos pinares, las lagunas ofrecen muy distintos colores a pesar de la cercanía, debido a los microorganismos que pueblan cada una de ellas.

De hecho, Cañada del Hoyo saltó a la fama a finales de 2018 pues una de las lagunas se volvió de pronto de un intenso color rosa. Ello provocó, además de la avalancha de turistas que la hicieron famosa, largos estudios para explicar el caso.

Finalmente se concluyó que se debía a unos microorganismos que se alimentan de sulfuro y adquieren ese color en ciertas condiciones, un fenómeno muy raramente observado y que no será fácil contemplar, pues, además de que es algo esporádico, se encuentra en una finca privada cuyo dueño debió acabar lógicamente cansado por las hordas de visitantes que invadimos su propiedad en el año 2019, cuando se popularizó.

Carboneras de Guadazaón: solar de dos hitos de nuestra historia.

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Seguramente pocos textos turísticos se detengan a reseñar algo de este tranquilo pueblo. Sin embargo considero que tiene bastante interés, sobre todo para quienes, como yo, se sientan atraídos por la historia que hay detrás de cada simple piedra, aunque muchas veces esté ya desprendida del muro para el que se talló.

Confieso que, no hace mucho yo mismo prestaba poca atención a esta población, a pesar de pasar muy frecuentemente por allí. Tan solo solíamos hacer algún comentario cuando la carretera se acercaba a las paredes de su edificio principal, el Panteón de los Marqueses de Moya.

Esta iglesia del siglo XVI, cuya portada luce un bello estilo gótico isabelino, es casi lo único que queda de lo que fue Convento Dominico de la Santa Cruz.
Lo fundaron Beatriz de Bobadilla, camarera de Isabel la Católica, y su esposo Andrés de Cabrera, mayordomo de Enrique IV, con la idea de establecer allí su panteón para el reposo eterno.

Lamentablemente la iglesia está cerrada y, ya renovada su techumbre, el proyecto que pretende  restaurar su interior para convertirla en centro de recepción de turistas tarda demasiado en materializarse.

Hasta hace muy poco no hemos dado en Cuenca la importancia que sus lugares merecen (tampoco somos tierra sobrada en inversiones); si bien esto muchas veces acrecienta la ilusión de los visitantes, que sienten descubrir, con razón, bellezas casi inéditas, no es fácil evitar tristeza por el deterioro que el tiempo les ha infligido ya.

Dejando meditaciones a un lado, otro hito unido a Carboneras está relacionado también con la pareja citada y los Reyes Católicos: la Santa Hijuela, que Isabel la Católica donó al morir a su camarera, Doña Beatriz, y que hoy se cobija en la Iglesia de Santo Domingo de Silos del pueblo.

Cada año, el segundo fin de semana de mayo, se rememora aquel hecho con unas jornadas medievales, incluida una procesión que porta la Santa Hijuela. 

Antes de seguir, explicaré que la hijuela es el pedazo de lienzo circular que cubre la hostia sagrada durante la eucaristía. En este caso su importancia radica en que es la hijuela que acompañaba a los famosos Corporales de Daroca. Ambos aparecieron milagrosamente manchados de sangre cuando los soldados fueron a comulgar durante la batalla de Luchente en 1239.

Actualmente la Hijuela se conserva en una bonita capilla de la iglesia. Si tenemos suerte de encontrarla abierta, veremos también su ábside, decorado con pinturas al gusto románico por Carlos de la Rica, insigne sacerdote de Carboneras además de intelectual y poeta.


El Rodenal del Cabriel:
​Pajaroncillo, Boniches y El Cañizar.

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Esta comarca que rodea el curso del río Cabriel, es muy hermosa y el pasado año 2019 entró a formar parte con otros 36 municipios de la Reserva de la Biosfera Valle del Cabriel por el excepcional estado de conservación del río.

Incluso si no se tiene mucho tiempo (o muchas ganas de andar y explorar), es imposible perderse la belleza del lugar, pues la misma nacional N-420 atraviesa la zona conocida como El Cañizar, (nombre de un antiguo poblado donde vivían los muchos resineros que extraían la resina de estos pinos).

En este lugar un tapiz infinito de pinos rodenos de verde intenso hace un bello contraste con fantásticas formaciones rocosas de arenisca rojiza, matizada con trazos negros. Todo ello surcado por el curso cantarín del Cabriel, de aguas transparentes.

Pero para los más deportistas y amantes del senderismo será un regalo adentrarse en estos bosques y descubrir unas formaciones fabulosas propias de cuentos de hadas. Se trata de Los Corbeteros de Pajaroncillo (aunque también se les conoce por Coverteras-por anidar los cuervos-, o Coberteras    -por su forma similar a las tapaderas de las ollas-).

Para verlos, se puede acceder desde el pueblo de Pajaroncillo, siguiendo las indicaciones hasta una explanada donde dejar el coche y desde donde restará una caminata de unos 2 kilómetros, o bien desde la propia N 420, hacia el km. 486, donde a la izquierda de la nacional (yendo desde Cuenca) parte un camino más largo que el anterior pero igualmente bello.

Aunque el camino mismo ya merece el paseo, donde sólo el silencio y los ruidos de animales nos acompañan en un bosque inmenso, la llegada a nuestro destino nos deja sin palabras: los corbeteros, formaciones irreales que parecen creación de un artista, se concentran sobre todo en una loma con vistas a un mar inacabable de montañas llenas de vegetación.

Si vamos bien de tiempo, podríamos apartarnos de nuestra ruta unos pocos kilómetros hacia Boniches, pues el valle del Cabriel ofrece en esa zona unas formaciones rocosas realmente sorprendentes.
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Cañete, histórico enclave fronterizo y cuna de Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla.

Este pueblo fue durante muchos años una importante fortaleza codiciada por los vecinos reinos de Aragón y Valencia, siendo sobre todo el siglo XIV una época de constantes incursiones y disputas. 

Fue cabeza del señorío de la importante familia de los Hurtado de Mendoza, pasando a serlo del marquesado de estos nobles tras concederles los Reyes Católicos el título de marqueses.

Pero antes, mucho antes, este pueblo fue un enclave estratégico durante la dominación árabe, y de esa época guarda su imponente muralla califal, prácticamente intacta y que desde el farallón rocoso, donde resisten las paredes del castillo a modo de viejo galeote, desciende rodeando toda la población.

Dicen que es de los más extensos y mejor conservados recintos amurallados musulmanes de toda España, y semejante construcción tuvo que ser decisión de "estado", no simple capricho de un señor local poderoso. De hecho, los alrededores más inmediatos de Cañete parece que fueron deforestados para permitir la mayor visibilidad a la fortaleza.

Bien merece la pena dedicar un reposado paseo a conocer este pueblo, que además de la muralla con tres puertas bien conservadas (con las típicas entradas en recodo y los arcos de herradura), conserva un bonito entramado medieval, con algunas típicas casas serranas, centrado en su plaza mayor porticada con la iglesia de San Julián.
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No menos digno de apreciar es el Paisaje ilustrado, una ruta creada por Luis Zafrilla, vecino de Cañete, que ha usado sus conocimientos de profesión para representar en acero, por rincones de todo el pueblo, escenas de momentos importantes en la vida local.

Así, veremos un grupo de jóvenes peñistas en plena escapada de una vaquilla, la procesión en honor a la Virgen de la Zarza, o unos aldeanos en un carro cogiendo agua en el pìlón. Esas y muchas más escenas de la vida tradicional de Cañete harán nuestro paseo por el pueblo aún más placentero.
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Pero si valioso es su patrimonio cultural, no menos iba a serlo el natural, estando Cañete en plena serranía conquense rodeado de altos montes y numerosos ríos y arroyos. Así, en el mismo pueblo encontraremos una bonita sorpresa: el río de la Virgen o río Tinte crea un paseo frondoso lleno de encanto.

Es la zona conocida como El Postigo, un pequeño cañón que recorre el riachuelo bajo las casas que jalonan la muralla. Lo recorre un agradable paseo con varias escenas del mismo escultor, y finaliza en un bello rincón, la Cascada del Pozo de la Horca.

Y, por si nos faltaba algún motivo para visitarlo, Cañete celebra cada año entre finales de julio y comienzos de agosto La Alvarada, unas jornadas culturales y festivas en honor a su hijo más ilustre, Don Álvaro de Luna.
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Y con esto creo que tenemos suficientes maravillas para esta ruta de un día completo, volviendo a Cuenca a descansar muy satisfechos.
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Turismo por la provincia de Cuenca: un día por la Mancha conquense, historia viva de España

10/9/2019

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Lugares ilustres de la Cuenca manchega:
​piedras cargadas de historia

Tras un excesivo parón en el discurrir de este blog, propongo una ruta, ideal para realizar en un día completo, que nos permitirá descubrir grandes sorpresas y volver a descansar a Cuenca al final de la tarde.

En esta ocasión recorreremos el extremo suroeste de la provincia, donde se junta con las de Toledo, Ciudad Real y Albacete, surcando las llanuras manchegas que se harán menos extensas al ser una zona bien comunicada.

San Clemente: La joya del Renacimiento conquense 

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Esta localidad es una agradable sorpresa, pues tiene un abundante patrimonio que además está bien conservado. 

Es una localidad grande para el tamaño medio de los pueblos conquenses, pero pequeña comparada con las de otras zonas más pobladas. Esto es un aspecto positivo, pues podremos recorrerla en un agradable paseo incluso aunque no tengamos mucho tiempo.

Nada más llegar a la Plaza Mayor nos damos cuenta de que estamos en un lugar con encanto que de sobra merece la pena nuestra parada.

Son de esas plazas donde sientes que tienes que hacer varias fotos, a cuál más bonita: hacia el fabuloso ayuntamiento, con sus dos pisos de elegantes balconadas renacentistas, la Iglesia de Santiago en el centro, con interior de proporciones catedralicias, la antigua cárcel o el pósito.

Tras esa plaza tendremos ganas de internarnos por unas cuantas calles que rodean ese centro vital que es la plaza mayor.

Y sin darnos cuenta iremos descubriendo palacios, conventos, iglesias y una torre defensiva que es museo etnográfico, todo salpicado en calles cuidadas y donde la piedra rojiza de los edificios nobles resalta entre el conjunto radiantemente encalado.

Además, puede visitarse el interesante Museo de Obra Gráfica de la Fundación Antonio Pérez, que tiene sede también en Cuenca. Seguro que nos iremos de San Clemente con un buen sabor de boca.

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Mota del Cuervo: emblema de la Mancha

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No nos perdonaríamos estar en La Mancha y no subir a una colina como la que domina Mota del Cuervo para sentir nuestra pequeñez al vernos junto a alguno de esos "gigantes" a los que con razón temía el hidalgo Don Quijote.

Sobre todo si tenemos un día ventoso y podemos oir el sonido de sus aspas al moverse. 

Por algo se llama a la loma que está sobre esta localidad El Balcón de La Mancha, pues se divisa desde allí una fabulosa perspectiva de la población y de toda la comarca circundante.

Aquí se conservan varios molinos manchegos, y se puede entrar en tres, dos son museo y tienda de alfarería y en el otro podremos ver la maquinaria de molienda en uso.

Desde allí podremos darnos un paseo por Mota, un típico pueblo manchego de casas encaladas entre las que asoma de vez en cuando una animada plaza, un edificio de solera o un convento de recias piedras.

Pero si vamos bien de tiempo podremos acercarnos al cercano paraje de la Laguna de Manjavacas y la ermita de Nº Sª de la Antigua de Manjavacas.
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Este lugar de tan curioso nombre, junto a otras lagunas, pertenece a una reserva natural de gran valor, donde es frecuente poder ver flamencos y otras aves que anidan en complejos lagunares.

Seguramente sorprenda pero hay en La Mancha abundantes lagunas como esta, de origen endorreicas y bastante salinas. Junto a esta además, podremos ver el complejo de la ermita del mismo nombre.

Este lugar es el primer y tercer domingo de cada mes de agosto epicentro de una bonita y antigua tradición.

Cientos de personas corren con la Virgen a hombros desde la ermita a Mota, para devolverla quince días después a su ermita, poniendo fin a las fiestas y empezando un largo año de espera hasta que de nuevo se repita la tradición.

Belmonte: libro vivo de historia de España

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Belmonte es para mí uno de los pueblos de Cuenca que más merece una visita, pues tiene abundante y cuidado patrimonio, tanta historia concentrada en un lugar, que abruma, y además una buena y creciente oferta hostelera.

Digamos de entrada que en esta localidad nacieron Fray Luis de Leon, gran poeta renacentista, Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, quien realmente dirigió el reino en tiempos de Enrique IV de Castilla y mandó construir el castillo actual, y su hermano Pedro Pacheco, Maestre de la Orden de Calatrava.

Pero también Gabriel Barahona, que acompañó a Colón en su primer viaje a América, o San Juan del Castillo, santo conquense que murió martirizado en aquellas tierras.

Y también aquí mandó construir un primer castillo el Infante Don Juan Manuel, hombre poderosísimo de la Castilla del siglo XIV y además escritor, siendo autor de El Conde Lucanor. 

Pero no mentía al decir que la historia de este pueblo abruma, pues también Eugenia de Montijo, mujer de Napoléon III, vivió en la fortaleza del Marqués de Villena, y la enriqueció con elementos al gusto de su época. 
Castillo de Belmonte
El castillo de Belmonte es una joya que además ha tenido la suerte de no ser pasto de la dejadez y la ruina.  Podemos así visitar un castillo en muy buen estado que además sus dueños han sabido convertir desde hace poco en un monumento lleno de vida.

Además de tener un fabuloso castillo del siglo XV, con todo su recinto amurallado que baja hasta el pueblo, cuenta con los elementos que lo enriquecieron cuando se transformó en una residencia para Eugenia de Montijo, como un original patio de gusto inglés.
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Cada estancia tiene mobiliario y enseres como los de la época, que recrean aquella atmósfera.

Ello nos hace más fácil imaginar cómo ellos lo habitaron.
Por si no hubiera ya bastantes motivos para visitarlo, recientemente se ha instalado en las campas que rodean sus murallas Trebuchet Park, el mayor conjunto en el mundo de máquinas de asedio de diferentes épocas históricas reproducidas a escala real.

Y pocos habrían imaginado alguna vez que el castillo de Belmonte, ordenado levantar por el poderoso Juan Pacheco, donde se rodó la famosa película El Cid con Charlton Heston y Sofía Loren, serviría además hoy como escenario para campeonatos internacionales de lucha medieval.

Pero menos aún pensarían que aquí fueran a desarrollarse multitudinarios "real games" como El pasaje del terror, una variante de ocio para vivir en primera persona una experiencia divertida y apasionante.

Una atrevida apuesta que combina un monumento de gran valor con el ocio más posmoderno de nuestro siglo XXI.
Belmonte pueblo
Pero además de visitar el castillo, justo debajo tenemos una población llena de historia y belleza. 

Podremos ver la hermosa Colegiata de San Bartolomé, que guarda aún la pila bautismal donde se bautizó a Fray Luis de Leon. Y frente a ella lo que fue el primer castillo del Infante Don Juan Manuel, luego convento y hoy un bonito hotel recién estrenado.

Paseando por el pueblo veremos bonitas casonas manchegas, conventos y hermosas plazas siempre con la silueta del castillo sobre el pueblo. 

Desde luego, un lugar ideal para hacer una intensa sesión de campo sobre la historia de España.
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Villaescusa de Haro, la "villa de los obispos"

El sobrenombre del pueblo se debe a que esta villa de escasos 500 habitantes dio a luz a muchos obispos (¡entre 10 y 14 se calcula!), algunos cargos muy importantes en diferentes lugares de España y su imperio.

Poca gente fuera de Cuenca habrá oído hablar de este pueblo a muy pocos kilómetros de Belmonte, pero simplemente con dar un par de datos sobre el, entenderemos su enorme peso histórico y patrimonial. 

Muchas veces en la vida una decisión cambia totalmente el curso de la historia (personal o de una comunidad). Y Villaescusa es un ejemplo perfecto. 

¿Sabías que aquí podría haber estado la primera universidad de la zona sur de España?, y quizá entonces hablar hoy de Villaescusa de Haro habría sido como hacerlo de Alcalá de Henares... ¡quién sabe! 
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En este pequeño pueblo se fraguó aquel sueño cuando Don Diego Ramírez de Villaescusa, uno de esos obispos, consejero y capellán mayor de Juana la Loca, comenzó a construir un colegio universitario.

Sin embargo, al fundar el Cardenal Cisneros la universidad de Alcalá, este proyecto se paralizó. Don Diego, al no poder cumplir su sueño allí, fundó en Salamanca el Colegio de Santiago el Zebedeo, también llamado Colegio Mayor de Cuenca por su origen.

Un curioso detalle nos dice cómo nunca olvidó su sueño ni su tierra, y es que en aquel colegio mayor instituyó una beca para los nacidos en Villaescusa.

Al ver su edificio a medio construir no es fácil evitar lamentarse por lo que pudo ser y no fue...
La Iglesia de San Pedro y su Capilla de la Asunción
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Esta capilla es la principal joya que guarda el pueblo, sorprenderá aún más encontrar algo de tanto valor en lo que hoy es una pequeña población que apenas visita algún turista.

Por ello tendremos que confiar en ese espíritu "aventurero" del turista que desea ver algo y quizá nos toque preguntar, pero seguro que finalmente lograremos entrar a la iglesia y visitar la hermosa capilla funeraria que el obispo Don Diego Ramírez de Villaescusa construyó para sus familiares.

​De estilo gótico isabelino, la capilla es una obra de arte completa, con una elegante estructura constructiva, una magnífica rejería y un fabuloso retablo en muy buen estado y precioso colorido. Por ello fue declarada monumento nacional en 1931.

En un paseo por el pueblo podremos ver otros monumentos, por desgracia hoy ni sombra de lo que debieron ser, pero que nos hablarán de la entidad que tuvo Villaescusa, como el Convento de los Dominicos, que fue tras Silos el segundo más importante de España en su época.

Volveremos a Cuenca tras un completo día, con la mente llena de hechos y nombres de gran calado en nuestra historia, que seguramente nos hará pensar que esta tierra dio a la historia lo mejor de sí hace siglos y quizá por ello esté aún en una especie de barbecho esperando su renacimiento.
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Unos rincones escogidos para disfrutar del verano en Cuenca

10/7/2018

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Un puñadito de ideas para extraer el mejor sabor del verano en Cuenca

​Mi abuela solía decir que no había que salir de Cuenca para hacer un auténtico veraneo y la verdad es que le doy la razón. La ciudad tiene un bello entorno donde hacer innumerables rutas andando o en bicicleta, un río muy hermoso donde refrescarse, enclaves únicos donde sentarse en una terraza es una gran experiencia y una oferta cultural que anima las largas noches de verano cuyo frescor les da mayor encanto.
 
Todas las ciudades tienen sitios con un atractivo especial, algo que no muchos visitantes conocen pero que, si lo hacen, se llevan un recuerdo imborrable. Con este artículo quiero ayudar a quienes nos visitan a que disfruten de unos lugares especiales del verano en Cuenca: 
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Un lugar de baño único: La Playa de Cuenca

​Sí, Cuenca tiene playa junto al Júcar, un río fresco y de intenso color verde rodeado de una frondosa ribera. En un entorno de gran belleza, donde la hoz del río se ensancha se encuentra el complejo de la Playa Artificial, unas instalaciones en plena naturaleza a un pequeño paseo de Cuenca.
 
Además del río, donde bañarse bajo el casco histórico de Cuenca en unas aguas limpias y frescas es una experiencia de ensueño, también se puede pasear con barca o canoa, y hay además una piscina de grandes dimensiones donde la vista se escapa a las rocas que bordean la hoz con curiosas figuras.
 
Todo el recinto está perfectamente preparado para disfrutar de los placeres del verano: hay un buen restaurante y también se puede comer en una zona de terraza en una fresca sombra frente al río, o bien llevarse la comida y comer en una zona de pic nic muy agradable.
 
Y en la tarde-noche el encanto de tomar algo en la zona chill out de la entrada mientras se escucha el rumor del río junto a la represa mientras sopla la brisa del Júcar es sinónimo de bienestar veraniego.
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Tomar algo en una cueva natural con preciosas vistas: La Grotte del Huécar

​¿Te imaginas tomar un refresco, una copa o unos bocadillos dentro de una gran cueva con varios niveles mientras escuchas música o asistes a un monólogo? Eso es posible en Cuenca, a escasos minutos de las Casas Colgadas y justo al lado del Auditorio.
 
En los atardeceres del verano, a partir de las siete de la tarde, es una experiencia muy agradable y nada rutinaria subir a la Grotte del Huécar, un sitio encantador tanto si decidimos quedarnos en su interior como si preferimos hacerlo en las deliciosas terrazas que tienen una de las mejores vistas de Cuenca.
 
Y llegando la noche, cuando el fresco invita a usar las mantas que el local ofrece para los menos calurosos, el sitio gana en magia con las luces propias y las de los alrededores.
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Noches de cultura para todos los gustos:
​Veranos en Cuenca

​Un complemento ideal para disfrutar del verano en Cuenca es el nutrido programa cultural que ofrece de forma gratuita prácticamente todas las noches del verano uno o varios actos en un lugar al aire libre.
 
Para mi gusto los preferidos son los que tienen lugar en la recoleta Plaza de la Merced, pues al propio espectáculo se une la belleza del lugar donde se representa, que al estar en el corazón del casco antiguo es también un añadido para los turistas que por allí pasan. Todos los artistas coinciden en que se crea en esa plaza un ambiente especial, no siendo menos atractivo el fresco del lugar.
 
En esa pequeña plaza se han sucedido en las muchas ediciones de Veranos en Cuenca famosas óperas, obras de teatro, danza, cine, grupos folclóricos de medio mundo, guiñoles, … así que estamos deseosos de conocer el programa para el año 2018, que se presentará esta semana, dando comienzo las actuaciones el 13 de julio.
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Y no voy a dar más consejos, que el verano no conviene cansarse leyendo. Me conformo con dar tres recomendaciones pues prefiero quedarme corto y dejar que cada cual descubra otros lugares dejándose llevar.

Nos vemos en Cuenca en verano.
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Semana Santa en Cuenca: los mejores lugares y momentos

26/2/2018

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Semana Santa en Cuenca
Seguramente a quien no es de Cuenca le extrañe cuando decimos que en ninguna otra época como esta la ciudad se transforma y vibra en toda su plenitud. Nunca se concentra en tan pocos días tal intensidad de sentimientos no sólo entre los conquenses (los que viven aquí y los miles de emigrados que no entenderían una Semana Santa fuera de Cuenca), sino incluso sus visitantes, que acaban contagiados por su inexplicable fuerza.

La caprichosa orografía de la ciudad y su pintoresca parte histórica, punto clave de todos los recorridos procesionales, aportan especial vistosidad a los mismos, lo que añade a la Semana Santa conquense una calidad estética que cualquiera podrá disfrutar al margen de compartir o no su fondo argumental.

Quien pase estos días en Cuenca verá que todo se confabula para crear una perfecta escenografía que convierte en un museo vivo esta Jerusalén castellana. En Cuenca todos los desfiles desde el Domingo de Ramos al de Resurrección, siguen el orden cronológico que se relata en la Biblia.

En muchas ciudades se solapan desfiles en varios barrios sin llegar a juntarse, o puede desfilar un día un paso con Jesús crucificado y al siguiente uno con Jesús en el Huerto de los olivos. Aquí sin embargo todos los desfiles integran un discurso único que permite a la ciudad en pleno seguir la semana de pasión de inicio a final.
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Los desfiles siguen además un recorrido muy similar, principalmente por la parte antigua o “alta”, con un ligero internamiento en la “baja”. Los desfiles suben y bajan (o a la inversa), con un breve descanso en la Plaza Mayor, obligado sobre todo para los banceros.

La Semana Santa en Cuenca: sensaciones para los 5 sentidos

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La vista: los colores de la Semana Santa de Cuenca

​Estos días la ciudad bulle en una constante actividad y como si de un adelanto prematuro del verano se tratara, por muy frías que puedan ser las madrugadas, la gente llena a todas horas las calles, que se convierten en un animado trasiego de procesiones, bandas de música, turistas con cámara en mano, gente  que sale de casa para verlas en su lugar favorito o quienes vuelven a casa tras verlas para descansar y coger fuerzas..
 
Cuenca adquiere una magia especial, que se acrecienta por el romper de la primavera, en todo su esplendor o con timidez, según el mes en que toque y la fuerza con que el calor llegue cada año. Así, los colores de los brotes de los árboles o las primeras flores se unen a todas las gamas de color que lucen los nazarenos en sus túnicas y las figuras en sus mantos.
 
Lo primero que viene a mi mente de estos días es el rico colorido que empieza con los contrastes entre el sol alegre de la primavera y las frías umbrías y continúa con los tonos de los capuces y túnicas de los nazarenos, que compiten en cromatismo con las fachadas de Alfonso VIII. Toda la gama de colores desfila estos días, siendo el Viernes Santo el más completo, tornándose más oscuros hasta llegar al negro en los pasos que portan a Jesús ya fallecido.
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El tacto: a hombros por las cuestas de Cuenca

Probablemente lo que más sorprende a los visitantes de Cuenca sea ver que todos los pasos se llevan a hombros, lo cual, teniendo en cuenta las pronunciadas cuestas, sus angostas calles, la envergadura de la mayoría de ellos y el frío tan habitual, hacen valorar más todavía dicha proeza.

Pero lo que aún le da más valor es que las personas que llevan el paso a hombros pagan importantes cantidades de dinero por hacerlo, y lo consideran tal orgullo que se realizan concurridas subastas en cuanto acaba cada año la Semana Santa para ver quiénes son los afortunados de llevarlos el año siguiente.
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El lento discurrir de las procesiones de Cuenca siempre arriba y abajo por empinadas calles de guijarros resultará sin duda más duro para algunos banceros que soportan el pesado paso sobre sus pies descalzos.
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El oído: los sonidos de Semana Santa y la Semana de Música Religiosa

​Cualquier conquense es capaz de sentirse en casa tan sólo con oir los primeros compases del “San Juan” o el “Ecce Homo”. Desde el primer domingo percibiremos las primeras notas de una sinfonía urbana que nos seguirá toda la semana y que es el acompañamiento constante de esta gran obra donde toda la ciudad participa.
 
No se entendería la Semana Santa de Cuenca sin sus variados sonidos, dentro de su esencia castellana, austera y silenciosa. Por toda la ciudad resuenan los sones de las bandas que sirven de compás al lento discurrir de los pasos, que con todo su peso parecen (y a veces lo logran) bailar a su son.
 
Pero quizá el sonido más estremecedor y particular de la Semana Santa de Cuenca sea el golpe sordo y acompasado de las horquillas sobre el frío empedrado de la parte alta. Los banceros, que llevan a hombros los pasos (la mayoría de más de una tonelada), se apoyan en esas horquillas para descansar y cuando andan les ayudan a mantener el compás.
 
Aunque lo más propio de la semana es su silencio, o mejor dicho el contraste constante entre el silencio y su ruptura, especialmente en la madrugada de Viernes Santo, cuando el estruendo de “las turbas”, que recrean con sus tambores y clarines el gentío que increpaba a Jesús, es acallado en seco, como por arte de magia, por las tímidas voces del coro que eleva el Miserere desde la Iglesia de San Felipe.
 
Además del de las calles, resuenan en la Semana Santa de Cuenca otros sonidos de interés turístico internacional, los de la Semana de Música Religiosa (SMR), que cumple ahora su 57º aniversario.
 
Ofrece una serie de conciertos de gran nivel artístico repartidos por diferentes espacios de la ciudad antigua escogidos con mimo para disfrutar de los mejores obras en un contexto geográfica y temporalmente perfecto.
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El gusto y el olfato: los olores y sabores de la Semana Santa de Cuenca

Además de la naturaleza que rodea la ciudad por todos lados y nos envía constantes mensajes que anuncian la primavera con sus aromas vegetales, el olfato se embriaga con los olores de la cera de las velas de las tulipas y el incienso de las procesiones.
 
Y no sólo despierta el olfato sino sobre todo el gusto la arraigada cocina cuaresmal que seguimos manteniendo. Es fácil saber qué comeremos cada Vienes Santo del año, pues la garbanzada con buñuelos de bacalao y el bacalao al pil pil es tradicional y muy apropiado para reponer fuerzas un día en que la ciudad empieza a procesionar a las 5 de la madrugada y no acaba hasta la medianoche.
 
Para terminar una comida de Semana Santa es habitual tomar un trocito de alajú con un traguito de resolí, dulce y bebida de origen árabe típicos de Cuenca sobre todo en esta época.
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Los mejores lugares para captar la magia de la Semana Santa en Cuenca

​Seguramente sugiero un imposible, como es situarse en un sitio y un momento concreto en una ciudad escarpada y de traza medieval repleta de gente, pero no me resisto a sugerir unos cuantos sitios y momentos de especial belleza.

Eso sí, mi consejo será siempre ver las procesiones por la parte antigua y no dejarse vencer por el cansancio para no perdernos momentos únicos.

- Iglesia de San Felipe: además de ser una zona donde la calle Alfonso VIII se ensancha y el cortejo se luce más, allí se puede escuchar (a la bajada de la procesión, no a la subida) al coro Alonso Lobo cantar el Miserere y Alma Mater Dolorosa, especialmente emotivo (y concurrido) el Viernes Santo cuando surge entre el clamor de las turbas.

- Curva de la Audiencia Provincial: es un lugar ideal para ver cualquier procesión, con una fabulosa perspectiva de dos curvas consecutivas y, si la primavera ha avanzado, el árbol del amor lleno de flor.

- Calle del Peso: asomándose a la barandilla del pequeño jardín se tiene una hermosa vista de uno de los lugares más angostos y difíciles, lo que aporta estampas de gran belleza.

- Plaza Mayor: ver la llegada de cualquiera de las procesiones a una plaza atestada de gente donde no parece caber nadie más es impresionante, al igual que ver salir la procesión del Santo Entierro el Viernes a las 9 de la noche desde la Catedral en un silencio sepulcral.

- Plaza del Salvador: epicentro de la procesión más afamada del Viernes Santo, encontrar un lugar para verla comenzar o terminar allí es difícil, pero vislumbrarla desde el callejón de La Madre de Dios (tras la Iglesia de San Felipe) es una buena opción.
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De todos modos, para descubrir los mejores rincones de Cuenca, en Semana Santa como el resto del año, lo mejor es dejarse llevar y perderse… para encontrar lugares que ganan en encanto estos días, y ¡cómo no! estas noches.
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January 22nd, 2018

22/1/2018

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Conocer Cuenca en Navidad

20/12/2017

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Rutas por Cuenca 2: ideas para disfrutar con frío y días más cortos.

Es normal pensarlo: viajar en invierno tiene la desventaja del frío o que se hace pronto de noche, pero vamos a mirarlo de otra forma: veréis que es una suerte, pues en invierno podremos disfrutar de la magia de Cuenca iluminada a una hora muy prudencial, e irnos después a cenar, sin entrar en horas intempestivas, disfrutaremos de la magia de las luces navideñas, y además puede que veamos la belleza añadida de la nieve y el hielo… ¿os he convencido? Bueno, por si queda algún indeciso voy a explicarme:

Paseo nocturno por Cuenca: los mejores lugares.

Las hoces de Cuenca de noche

Decirlo así es muy general, pero es inevitable decirlo: no se debe dejar de ver el espectáculo de ambas hoces iluminadas. Todos los fines de semana y días festivos (y vísperas) se enciende la iluminación artística de todo el conjunto de la hoz del Júcar y el Huécar, lo que hace muy agradable dar un paseo que recorra los distintos miradores que nos asoman a las mismas. Los mejores lugares en mi opinión son estos:

Mirador del barrio del Castillo

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La vista desde esta zona es la más general, pues ofrece una visión conjunta de la Cuenca antigua desde su parte más elevada, con el atractivo añadido de poder ver a la vez ambas hoces sólo con movernos unos metros. Las luces estratégicamente distribuidas realzan el festón rocoso de ambas hoces, ofreciendo un aspecto mágico de sombras y volúmenes fantasmagóricos.

No en vano esta zona es uno de los sitios preferidos para tomar una cerveza con una vista única: toda la calle que sube con gran desnivel desde el antiguo castillo es un gran mirador al abismo de la hoz del Huécar, y desde allí tenemos una gran perspectiva, que incluye no sólo el Parador Nacional y las mismas Casas Colgadas sino todo el arco que va dibujando la hoz desde la sierra hasta el llano de la ciudad nueva.
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Pero como decíamos, sólo con movernos unos metros, llegaremos al puente del que fue foso del castillo, desde donde tendremos otra fabulosa vista, esta vez de la hoz del Júcar. Esta es más abierta que la del Huécar y la iluminación permite apreciar su grandeza, más natural y menos urbana que la otra, lo que nos hace intuir las formas de la cercana serranía.

Puente de San Pablo

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La hoz del Huécar cobra por la noche un aspecto sobrecogedor, y un sitio privilegiado para contemplarla es el puente de San Pablo. Bajar desde el callejón donde están los museos arqueológico y diocesano y girar a la izquierda en la cuesta a través del pasadizo bajo las Casas Colgadas es una gran sorpresa, pues parece que nos despeñamos al vacío.
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Pero incluso a pesar del frío y la semioscuridad de la noche no podremos resistirnos a bajar hasta el puente y recorrerlo completo, pues es como la primera fila de platea de un fabuloso escenario, donde la hoz entera nos envuelve como un decorado irreal en el que las luces dejan intuir aquí y allá elementos que quizá no percibimos por el día.

Paseo junto al Huécar y al Júcar

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Como siempre, aconsejo también las vistas desde la parte baja de la ciudad para no perdernos otro ángulo de gran belleza.

​Un pequeño paseo junto al Huécar nos ofrecerá una buena perspectiva de las Casas Colgadas y de toda la hoz desde la parte inferior, pero si continuamos por delante del Auditorio hacia la calle Tintes veremos además el bonito barrio de San Martín y sus rascacielos, la bucólica calle Tintes con sus casas irregulares asomadas al riachuelo y un poco más adelante los lienzos de muralla que protegían los pocos lugares vulnerables de esta ciudad.

Si aún nos quedan fuerzas aconsejo seguir la calle Tintes junto al río Huécar hasta el final, su desembocadura en el Júcar, para acercarnos después al puente de la Trinidad, otro lugar desde donde se tiene una bella panorámica de la ciudad sobre el Júcar, pudiendo incluso ver en lo alto la blanca fachada iluminada de la catedral.

Desde este puente también podremos ver el barrio de San Antón encaramado en la montaña, que parece un auténtico belén, la cueva junto a la pequeña cascada del río donde hay una imagen de la Virgen de la Luz y además la iglesia del mismo nombre, a orillas del Júcar, hogar de la patrona de la ciudad.

Se armó el belén en Cuenca: visitando el belén del Hospital de Santiago

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Dadas las fechas en las que estamos ¿por qué no visitar uno de los muchos belenes que se instalan en Cuenca para Navidad?. Además de participar así de una de las costumbres habituales de muchos conquenses en estos días, esto nos dará una excusa para visitar un bonito edificio, el Hospital de Santiago, poco transitado por turistas.
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Los orígenes del hospital se remontan a 1182 cuando el propio Alfonso VIII donó a la Orden de Santiago tierras para agradecer su ayuda en la reconquista. Tras muchas vicisitudes, además de sus bonitas fachadas e iglesia, el edificio actual aún conserva un claustro de gran encanto, donde se emplaza un recoleto belén que hace guiños a elementos de Cuenca, os invito a encontrarlos. ​

Un lugar navideño fuera de la ciudad: el Nacimiento del Río Cuervo en invierno

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Desde luego la mejor época para ver este enclave natural es cuando más agua pueda tener, por eso el otoño y la primavera son fechas apropiadas. Pero el invierno puede aportar un ingrediente extra de gran encanto: el hielo y la nieve, además el frío del invierno es allí muy soportable si el día es soleado, ya que raramente sopla el viento.

Este 2017 está siendo mal año en toda España por la sequía, pero afortunadamente los escasos frentes nubosos que se han colado han dejado algunas cantidades moderadas, como la famosa tormenta Ana de hace unas semanas. Como la roca caliza es muy agradecida filtrando y guardando esa agua en su interior, seguramente podamos gozar de la belleza del lugar que es enorme independientemente de la época.

Es una suerte visitarlo cuando está nevado y más si las cascadas se han congelado como si fueran estalactitas de hielo. Este monumento natural protegido está muy bien acondicionado para su visita, que es gratuita y se puede realizar cómodamente por todo tipo de personas ya que hay rampas para que quienes tengan más dificultades puedan salvar las ligeras pendientes y por tanto llegar todos hasta el lugar principal, el que ofrece la mejor vista del conjunto de cascadas.

Una vez llegados a este lugar central aconsejo animarse a subir hasta la parte superior de la cascada por las escaleras que parten de su lado derecho y así seguir el agua hasta su origen, para ver de dónde viene ese pequeño riachuelo que crea tanta belleza. Es un agradable paseo nada complicado que nos llenará el olfato de aromas profundos de la naturaleza y la vista de hermosas imágenes.

Ya que estamos en la alta serranía de Cuenca podemos aprovechar el día para visitar algún otro de los estupendos parajes que allí abundan, pues estamos en un importante nudo hidrográfico de España, donde nacen muchos arroyos y ríos, como el Cuervo, Escabas o Cigüela, y también algunos de los principales de España como el Tajo, Júcar o Cabriel.

Las aguas caprichosas van encontrando su camino algunas hacia el Mediterráneo por el Júcar y otras hacia el Atlántico a través del Tajo. Es el caso del cercano Escabas, río de aguas especialmente cristalinas. Podemos aprovechar para acercarnos allí y contemplar el paraje de Lagunillos, con numerosas pozas y saltos de agua, para luego decidir si bajamos hacia Cuenca y de camino visitamos el parque cinegético de El Hosquillo o bien la zona kárstica de Los Callejones de Las Majadas, o si acaso preferimos adentramos más al norte para visitar la fabulosa Hoz de Beteta y el bonito pueblo de mismo nombre.
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De todos modos, cualquier otro rincón de la Serranía de Cuenca por el que decidamos perdernos seguro que nos encantará y animará a seguir conociendo este enorme parque natural, más aún si el invierno nos regala el encanto añadido de la nieve.

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Un puñado de ideas para el puente de la Constitución en Cuenca

7/12/2017

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Estos días del generoso puente de diciembre son una excusa perfecta para ver Cuenca, porque a pesar de que el frío por fin parece que nos quiere visitar, eso le da más encanto y me parece que tras el sofocante verano, es un lujo sentir el frío seco de Cuenca (y después sabe mejor que nunca un morteruelo caliente).

Además de disfrutar ya de la alegría de la ciudad iluminada para la próxima Navidad, también llegaremos a tiempo de asistir al ciclo de canto gregoriano en la Iglesia de San Miguel, o podremos acercarnos al Parque arqueológico de Segóbriga que ofrece de forma gratuita al comprar la entrada visitas guiadas a la ciudad romana...

Pero os quiero sugerir aquí algunos planes concretos en otros lugares con encanto, vamos allá.

Ver la catedral desde las alturas: mirador del triforio

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Hace dos meses escasos que se puede tener una vista diferente de la Plaza Mayor y también del interior de la Catedral desde un mirador instalado en la parte alta de la fachada, que permite una preciosa vista aérea interior de sus tres naves.

Pero además accede a la parte exterior de la fachada ofreciendo un balcón con hermosas vistas que van desde la Plaza Mayor hasta incluso la Hoz del Júcar, permitiéndonos intuir la insólita ubicación no sólo de la catedral sino de la ciudad antigua en su conjunto, encaramada en esta muela entre dos ríos.


La vista interior que ofrece también merece la pena, pues permite apreciar todo el conjunto catedralicio desde los pies hasta el mismo altar mayor, cosa difícil en España al ubicarse normalmente el coro en la parte central.

Eso sin olvidar que veremos el triforio con sus bonitas esculturas en piedra de ángeles, uno de los cuales sonríe, lo que algunos dicen que, según Nostradamus, indica la ciudad que se salvará del cataclismo final… bueno ¡quién sabe!, pero la historia tiene su encanto ¿verdad?.

Contemplar la galaxia desde Cuenca: el planetario del Museo de las Ciencias

Entre los variados e interesantes museos de la ciudad, quizá el Museo de las ciencias de Castilla la Mancha sea uno de los que más nos puede sorprender y enseñar, pues es un completo y ameno recorrido por las principales preguntas del hombre, que se intentan responder a través de la ciencia.

Un recorrido que nos lleva desde la exploración de la tierra y su "viaje a través del tiempo" hasta los tesoros que nos brinda en forma de fuego, agua o aire, todo lleno de vida y siempre con la vista puesta en el más allá, en el universo y el fabuloso viaje al futuro que el hombre ha emprendido saliendo de nuestro planeta a descubrir nuevos espacios.
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Pero yo resaltaría la experiencia de asistir a una sesión en el planetario donde dejarnos mostrar la inmensidad de estrellas, planetas y galaxias que nos rodean. Y ya que estamos explorando con ojos científicos ¿por qué no indagar en el pasado más remoto? Para ello será mejor ir a su museo específico:

Los dinosaurios vuelven a Cuenca:
​Museo Paleontológico de Castilla la Mancha

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En las últimas décadas la naturaleza ha sorprendido a Cuenca y al mundo científico con tres hallazgos de gran repercusión mundial: los yacimientos de Las Hoyas, Lo Hueco y Portilla.


Las Hoyas es un fabuloso humedal del Cretácico inferior que ha situado a España en primera línea de la investigación paleontológica europea, al ser uno de los mejores yacimientos de plantas, invertebrados y vertebrados del Mesozóico, por el estupendo estado de conservación de elementos muy escasos como larvas, mudas de insectos, ojos o musculaturas.

Lo Hueco es uno de los yacimientos de fósiles de dinosaurios más importantes de Europa Occidental, con cerca de 8000, principalmente saurópodos titanosaurios.

El de Portilla es uno de los pocos yacimientos de fósiles de huevos de dinosaurio al sur de los Pirineos.

El joven Museo paleontológico de Castilla la Mancha (que está ultimando la tercera fase de mejora de sus contenidos expositivos), trata de hacernos comprender mejor el pasado y la evolución de la vida de nuestro planeta, aprovechando de primera mano los enormes hallazgos que han surgido en pocos años a un paso de la misma Cuenca y que mantienen muy ocupados a los investigadores del museo.

Además, los jardines ofrecen otra hermosa vista de la ciudad antigua.


Cenar dentro de una magnífica cueva natural:
​Grotte del Huécar

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Este es uno de los sitios que siempre recomiendo (y que yo mismo visito cuando acompaño a amigos que visitan Cuenca). Es una fabulosa cueva natural bajo el Cerro del Socorro, justo al lado del Auditorio.

En los duros tiempos pasados fue usado como vivienda, después fue acogiendo sucesivos establecimientos de hostelería y hoy felizmente es un concurrido local donde se puede disfrutar las tardes tomando tapas, cenando o de copas animados por algún espectáculo nocturno.

Las mesas se distribuyen siguiendo la caprichosa distribución de la caverna y a nadie deja indiferente tomarse algo bajo tal techo rocoso. Eso sí, la temperatura es casi todo el año igual, con lo que ni siquiera en agosto nos estorbará una chaqueta.
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Como añadido, el local tiene varias terrazas habilitadas con mesas para sentarse frente a una de las mejores vistas de la Cuenca antigua, lo que nos hará difícil decidirnos entre quedarnos dentro o salir al exterior.

Contemplar obras de Saura o Chillida en una casa colgada medieval: Museo de arte abstracto español

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Las Casas Colgadas son emblema de Cuenca y todos, aunque no conozcan la ciudad, han oído hablar de ellas y quien más quien menos se hace alguna idea, error que solemos cometer los viajeros, pues la idea preconcebida no suele asemejarse a la realidad.

De cualquier modo, este grupo de casas medievales son por mérito propio todo un símbolo, no sólo por su airosa ubicación sobre el risco, sino por su rica historia y su afortunado engarce con el más vanguardista futuro desde que se consiguió emplazar allí el Museo de Arte Abstracto Español - Fundación Juan March hace ya 51 años.

El museo abrió en 1966, una época en la que Cuenca sirvió de catalizador de un fuerte movimiento cultural que revolucionó aquella entonces tranquila y tradicional ciudad castellana que se vio constantemente invadida por artistas de gran renombre que la convirtieron en musa de sus ingenios, en probeta donde ensayar sus desbordadas imaginaciones.

Tanto se enamoraron de la ciudad que Zóbel y Antonio Saura la eligieron como morada eterna y yacen enterrados junto a artistas conquenses como Federico Muelas o Marco Pérez en el cementerio de San Isidro, un tranquilo lugar asomado al abismo de la Hoz del Júcar.

Esos años era habitual ver pasear por Cuenca grupos de pintores, escritores, directores de cine, escultores, … y así eran habituales de la ciudad Zóbel, González-Ruano, los hermanos Saura o Rueda, quienes, guiados por el conquense Torner lograron crear el ambiente que permitió la génesis de un museo entonces totalmente innovador que convirtió Cuenca en referente del arte contemporáneo en todo el mundo.

El museo está ubicado con gran gusto expositivo en unas típicas viviendas del medievo conquense, por ello recorrerlo es un placer incluso aunque no apreciemos el arte abstracto, ya que él mismo es en sí una obra de arte, más aún desde la reciente intervención que ha ampliado espacios, ha descubierto salas con decoración gótica antes ocultas, y porque permite disfrutar del paisaje que se cuela por sus enormes ventanales como si fueran grandes cuadros naturales.
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Podréis comprobar que hay una parte de las Casas Colgadas actualmente cerrada, es lo que durante muchos años fue un mesón donde se disfrutaba de una agradable comida en un salón con inmejorables vistas a la hoz. Tras varios años cerrado está ya muy avanzado un proyecto que hará una reforma integral interior y exterior para situar allí un restaurante pensado para hacer homenaje incluso con el propio nombre de sus salas al vecino Museo de arte abstracto que ya es uña y carne con las Casas Colgadas y con la propia ciudad.


Con esto yo creo que ya nos habremos ganado sentarnos a tomar unos zarajos, un ajoarriero o un pisto manchego, para recobrar fuerzas.
 
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Turismo por la provincia de Cuenca: un día de turismo entre la Alcarria y la Mancha

19/11/2017

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Desde las minas romanas de cristal y Segóbriga hasta el Monasterio de Uclés

Hoy vamos a irnos en dirección a Madrid, dejando atrás la zona oriental de Cuenca, más montañosa, para descubrir lugares de mucho interés entre las colinas alcarreñas y las llanuras manchegas.

​Es una excursión perfecta para emplear un día entero teniendo Cuenca como base y volver con la sensación de haber aprovechado al máximo la jornada, viendo en pocos kilómetros lo mejor del mundo romano y un fabuloso monasterio herreriano.

Minas romanas de lapis specularis

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​Para la primera parte de la mañana dejaremos la parte más "aventurera" y campestre, la visita a una mina de lapis specularis, yeso cristalizado o espejuelo, el cristal de los romanos. Como Plinio el Viejo relata, el mejor espejuelo de todo el imperio romano se extraía en lo que hoy es la provincia de Cuenca, por ello se llevaba para cubrir las ventanas de Pompeya y esa es la razón del esplendor de Segóbriga, una importante ciudad romana en plena meseta que floreció debido a la extracción y el comercio de este importante material.

Hay una gran cantidad de minas de lapis en la provincia y recientemente se han empezado a abrir al turismo las de Saceda del Río, Torralba, Osa de la Vega o Torrejoncillo del Rey. Para la ruta que explicamos hoy es la de Torrejoncillo del Rey la que nos resulta más apropiada.

Torrejoncillo del Rey está a menos de 50 kilómetros de Cuenca, yendo por la autovía a Madrid, la A-40, y apenas hay que apartarse de la misma, por lo que nos cuadra perfectamente dentro de nuestro itinerario.

Descender a una de estas minas y pensar que las explotaron aquellos antepasados hace casi 2000 años no deja indiferente, pero sorprende incluso más que bajo esos suaves montículos donde sólo veíamos girasoles o trigales puedan esconderse largas galerías y profundas oquedades.

Como son los primeros años que se realizan visitas conviene ir en fines de semana o festivos importantes, ya que son pueblos pequeños que hacen grandes esfuerzos para ofrecer el servicio.

Y ya que estamos en Torrejoncillo del Rey aconsejo, y mucho, probar el queso que se hace allí, sobre todo el de leche cruda curado en romero, sin duda para mí el mejor queso que he comido.

Parque arqueológico de Segóbriga

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Siguiendo por la autovía A-40 menos de 10 kilómetros, nos desviamos en la salida de Carrascosa del Campo para tomar la CM310 hacia Saelices, pueblo al que pertenece la ciudad romana de Segóbriga.
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Es una agradable sorpresa visitar esta ciudad romana en medio de la Mancha, un yacimiento de gran importancia pues conserva las estructuras principales de toda ciudad de relevancia, y eso que sólo se ha excavado aún alrededor de un 10% de su extensión.

Se puede apreciar su teatro, anfiteatro, termas, foro, basílica,... todo en un agradable paisaje entre los campos manchegos, que siguen guardando bajo sus cultivos tesoros de aquella civilización, por lo cual cada verano aporta nuevos hallazgos en las excavaciones, como la excepcional colección de lápidas funerarias, que próximamente se expondrán en el Museo de los Epígrafes.

Además y por suerte hace años que Segóbriga se está mimando y no dejan de hacerse mejoras y ofrecerse nuevos atractivos para que la visita sea más agradable: así por ejemplo todos los años hay unas jornadas de teatro grecolatino donde actúan jóvenes estudiantes de toda España, se organizan en verano visitas nocturnas, o se hacen catas de la D.O. vinos de Uclés en el propio yacimiento.

Monasterio de Uclés, "el Escorial de la Mancha"

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Estando a sólo 15 kilómetros escasos no podemos perdernos esta perfecta guinda para una excursión ​de tanta riqueza histórica, el pueblo de Uclés, y su magnífico monasterio. 

Aunque hay un camino más corto que comunica Saelices y Uclés, probablemente sea mejor hacer 5 kilómetros más pasando por Rozalén del Monte, pero en todo caso es un paseo.

Si bien el objetivo principal será el monasterio,
merece la pena también darse un paseo por las plácidas calles y plazas del pequeño pueblo de Uclés, que alternan el radiante blanco manchego con las portadas de piedra de casonas nobles que denotan un glorioso pasado.

Como ejemplo se puede citar Casa Palacio, una casa noble del siglo XVI, donde por cierto hay hoy un bonito restaurante: en ella fue huésped de honor Alonso de Ercilla, poeta que narró la conquista de Chile en su obra La Araucana.


Pero lógicamente nuestra mirada no podrá evitar elevarse hacia la impresionante silueta del Monasterio de Santiago de Uclés, llamado con gran acierto "el Escorial de la Mancha".

Estando en este monasterio (y más ahora que facilitan audioguías con valiosa y abundante información), se siente que estamos en un lugar crucial para entender gran parte de la historia española: 

Frente al mismo monasterio hay parte del castillo árabe que nos hace recordar la Batalla de Uclés, de gran trascendencia para la reconquista, donde murió el único hijo varón de Alfonso VI.

Pero el monasterio, como cabeza de la Orden de Santiago, además de ser una joya artística,  rezuma historia por todos lados, como la de Jorge Manrique, el autor de Coplas a la muerte de su padre, que murió tras ser herido en batalla en Castillo de Garcimuñoz, pueblo conquense no muy lejos de allí, siendo enterrados en el monasterio tanto él como su padre.

También en este monasterio se fraguó el origen de la industria chocolatera en Europa: allí sugirió el Maestre de la Orden de Santiago a los monjes que traían consigo las primeras habas de cacao de América desde el puerto de Sevilla, que se dirigieran al Monasterio de Piedra en Zaragoza, donde estaba un gran repostero, que comenzó a cocinar desde entonces el primer chocolate del continente.

​Recorrer el monasterio es como pasar las páginas de un libro de historia, y en nuestra cabeza se agolpan de repente nombres que escuchamos de boca de nuestros profesores y que ahora van situándose en su contexto, lugar y época.

Probablemente por ello este monasterio ha sido tantas veces utilizado por el cine como escenario de películas o series históricas. Tras visitar el monasterio, volveremos a Cuenca con ganas de descansar pues no a menudo recorremos en un solo día varios siglos de historia.


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Turismo por la provincia de Cuenca: lugares únicos cerca de la ciudad para ver en 1 día

6/10/2017

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Lugares de interés para visitar muy cerca de Cuenca 

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Los turistas solemos ir ajustados de tiempo pero aún así queremos ver lo máximo posible, y muchos viajeros vendrán a visitar Cuenca con poco tiempo pero al menos querrán hacer una escapada a algún rincón de esta provincia que tantos tesoros esconde.

La buena noticia para ellos es que la ciudad de Cuenca está en la misma entrada de la Serranía de Cuenca, así que está rodeada de preciosos lugares para hacer excursiones de 1 día o incluso medio, lo que nos permite pasar una fabulosa mañana en plena naturaleza y volver a Cuenca a comer (o después, si preferimos comer en ruta).
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Podríamos citar decenas de lugares en un radio de menos de 40 kilómetros alrededor de Cuenca, pero empezaré aquí con los que podríamos abarcar en un día, iré ampliando las propuestas en posteriores artículos.
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La Ciudad Encantada de Cuenca,
una excursión ideal para niños y mayores.

La mejor forma de llegar es yendo por la carretera CM-2105, la carretera principal de acceso a los lugares más conocidos de la Serranía de Cuenca como Tragacete, El Hosquillo o el Nacimiento del Río Cuervo.

Tras la población de Villalba de la Sierra, a mitad de la empinada subida nada más pasar el Poblado del Salto (un precioso poblado para personal de la central eléctrica que se construyó en 1926), se debe parar en el Ventano del Diablo, un lugar reconocible por un pequeño puesto de venta de cerámica y porque siempre hay coches;

Es un mirador natural impresionante abierto en la roca desde donde ver abajo el Júcar color esmeralda en una vista inolvidable; desde el puesto de cerámica nos podremos asomar para ver el poblado de la central hidroeléctrica con sus hermosas construcciones.


La famosa Ciudad Encantada es un precioso lugar a tan sólo 35 kms de Cuenca y no bromeo al tener que aclarar que no hay brujas ni duendes ni cosas así, pues sorprendería saber que mucha gente adulta e incluso peinando canas confiesa haber salido decepcionada por no haber encontrado nada de eso: son cosas de las ideas preconcebidas y también, supongo, de lo acostumbrados que estamos a los parques temáticos.

La Ciudad Encantada es el bonito nombre que se dio a un paraje natural con una extensión total que supera las 100 hectáreas, donde hay especial profusión de curiosas formaciones kársticas entre las cuales se puede dar un fácil y agradable paseo (incluso con carrito de bebés), que se puede recorrer en unas 2 horas entre multitud de pinos en plena naturaleza.
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Se paga una pequeña cantidad a modo de entrada y es posible hacer una visita guiada o bien ir por libre. Hay un recorrido circular de 3 kilómetros que nos va llevando sin dificultad por entre las formaciones más curiosas, un paseo totalmente aconsejable para un turista de Cuenca que quiera pasar una mañana en plena naturaleza.


La Ciudad Encantada es el lugar mejor acondicionado para disfrutar cómodamente de la belleza de las formaciones kársticas, pero realmente toda la Serranía de Cuenca es muy rica en auténticas maravillas calizas, como Los Callejones de Las Majadas o Las Coberteras de Pajaroncillo, que trataremos en otra ocasión.
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La Laguna de Uña

Podemos aprovechar para visitar este bonito paraje tras ver la Ciudad Encantada aunque haya que alejarse un poco, pues está unos 2 kilómetros más allá del desvío de vuelta a Cuenca por la CM-2105, pero es buena carretera y el paisaje lo merece.

Se puede acceder en coche hasta muy cerca de la laguna y hay unas pasarelas de madera para acercarse y tener la mejor vista, tanto de la laguna con sus aves y carrizales como de las hermosas montañas que se yerguen ante nosotros muy frecuentadas por aves rapaces, sobre todo buitres, que encuentran en sus abundantes grietas y curiosas oquedades un sitio inmejorable para vivir. Una vez allí podremos aprovechar para dar un paseo por Uña, un pequeño pueblo serrano.


Me permito aconsejar (porque nosotros mismos lo hacemos cuando vamos) un sitio único que no defraudará para comer tras visitar la Ciudad Encantada, llegando a Villalba de la Sierra, El Tablazo, restaurante de un hotel ubicado en un lugar idílico, donde parte del caudal del río Júcar se desvió para mover un antiguo molino y hoy se ha remansado en un maravilloso lago privado donde se puede pescar truchas pagando un importe fijado.
Mientras tanto, los acompañantes pueden tomar algo o comer en una fabulosa terraza junto al arroyo en un entorno inmejorable.
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Monumento Natural de Las Torcas de los Palancares y las Lagunas de Cañada del Hoyo

A menos de 30 kilómetros de Cuenca, en esta ocasión por la carretera N-420 (la nacional que lleva a Teruel), llegaremos a un paraje sorprendente por la concentración en poco espacio de un curioso fenómeno kárstico:

30 torcas, o lugares donde el terreno calizo se hundió creando dolinas o enormes pozos de hasta más de 90 metros de profundidad y gran diámetro (la mayor con más de 10 hectáreas de superficie).

​Es muy hermoso ir paseando por un terreno llano y, de repente, encontrarse delante un enorme socavón natural hoy poblado de enormes pinos que a pesar de su altura no logran sobrepasar el nivel superior de la torca.
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​Formando parte de este mismo espectáculo natural, pero un poco más alejadas de Cuenca, siguiendo por la N-420 hasta el desvío al pueblo de Cañada del Hoyo, encontraremos otras torcas, pero esta vez veremos que esos hundimientos se produjeron sobre cavernas que estaban llenas de agua subterránea, de forma que hoy encontramos lo que aparecen como 7 lagunas de gran belleza, pues tienen además colores muy diferentes a pesar de estar muy cerca unas de otras, debido a los microorganismos casi únicos en el mundo que pueblan cada una de ellas.

Pues esto es todo por hoy, si se quiere visitar todo será mejor que reservemos casi un día completo, pero cualquiera de las dos rutas principales (Ventano del Diablo+Ciudad Encantada+ Uña) o (Torcas de los Palancares+Lagunas de Cañada) se pueden hacer en medio día perfectamente.

Tras esta bonita y agradable mañana (o tarde, según la planificación de cada uno) paseando o, como hoy se dice, haciendo senderismo con la familia o amigos en plena naturaleza de Cuenca, podremos volver oxigenados a Cuenca en media hora escasa.

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Lugares con encanto de Cuenca donde encontrar las mejores vistas de la ciudad

20/9/2017

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Rutas por Cuenca 1: consejos para hacer turismo por rincones especiales de la ciudad.

​Para conocer los mejores lugares de interés en Cuenca conviene dejarse llevar por la curiosidad antes que ir demasiado pendiente de un plano.

En primer lugar casi todos los planos son, como su nombre indica, planos, es decir no reflejan el verdadero relieve de las ciudades, cosa muy relevante en la nuestra;

​...y en segundo lugar, lo que en un plano de Cuenca puede parecer un pequeño callejón que no lleva a ningún sitio, es la forma de acceder a un fabuloso rincón que habremos pasado de largo si nos fiamos demasiado del papel (o del GPS del móvil).
 
Por eso voy a aconsejar en este artículo algunos lugares de gran encanto donde muchas veces no se acercan los turistas que visitan Cuenca. Como siempre, aconsejo evitar la pereza por miedo a bajar cuestas que haya después que subir.
 
No son pocas las personas que dicen conocer Cuenca pero ni siquiera subieron por la calle de San Pedro o, peor aún, se limitaron a asomarse a las Casas Colgadas desde el río, y eso es como ir a Sevilla y darla por vista tras parar un rato frente a la Torre del Oro.
 
Vamos pues a hablar de esos lugares que no nos podemos perder

Barrio de San Miguel: una gran sorpresa a un paso de la Plaza Mayor.

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​No es fácil imaginar que una escalerilla que desciende bajo un pequeño arco ojival en la anteplaza del ayuntamiento (justo junto a la oficina de turismo) nos lleve a un balcón con hermosas vistas de la hoz del Júcar y todo el conjunto del convento de la Merced y el Seminario, cuyas terrazas se precipitan hacia el lecho del río.
 
Una vez allí lo ideal es recorrer esos miradores hasta la románica iglesia de San Miguel, hoy cotizado lugar de conciertos y espectáculos. A este mirador se asoman bonitos ejemplos de arquitectura tradicional con sus balconadas de madera, sus travesaños incrustados en las fachadas y su fabulosa lucha por aprovechar el espacio disputándose un hueco ante el abismo.
 
Hay otros dos pasadizos que descienden a esta zona desde la calle Severo Catalina junto a la Plaza Mayor (llamada popularmente “Pilares”), uno junto a la iglesia y otro en la parte central del mirador, que aconsejo recorrer pues es una buena muestra de los retos de la ingeniería medieval en la inexpugnable Cuenca.

​Por las noches esta zona se transforma, pues el propio túnel tiene acceso a varios bares de copas que merecen al menos un vistazo pues son  ejemplos de auténtica arquitectura conquense.

Cuenca, una ciudad sobre dos precipicios: paseando por las Rondas.

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​Hay en Cuenca dos calles que son dos magníficos miradores en sí mismas. Como bien indica su nombre, bordean la ciudad medieval al borde de los dos abismos, porque la ciudad serpentea entre las gargantas del Júcar y el Huécar.
 
Esta ciudad añadió a sus murallas naturales, formadas por colosales roquedos, grandes lienzos de muralla en los pocos lugares que la naturaleza dejaba menos protegidos. Y estas calles son un perfecto paseo de ronda por donde recorrer la ciudad que desciende poco a poco zigzagueando en perfecta adaptación al terreno.
 
Recomiendo recorrerlas completamente al menos una vez de día y una de noche, pues las vistas son tales que me cuesta evitar tomar fotos y más fotos cada vez que las recorro.

​Eso sí, como muchas veces lo queremos todo a la vez, hay un solo sitio desde donde se contemplan ambas hoces a la vez en una panorámica irrepetible: el puentecillo que atraviesa el arco del Bezudo del antiguo castillo (también hay unas escaleras que permiten subir al lienzo de muralla sobre dicho arco y gozar de las vistas desde un lugar algo más elevado).

Ronda del Huécar: un viaje a la edad media.

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​Aunque la natural pereza nos aconsejaría descender desde el aparcamiento del barrio del castillo por la calle principal, por donde bajan los coches, hay que ignorarla y descender desde la Plaza del Trabuco hacia el Museo Fundación Antonio Pérez y girar a la izquierda para asomarse un poco más arriba al mirador que queda justo a espaldas del Archivo Histórico Provincial, una de las mejores vistas de la Hoz del Huécar.
 
Desde allí volveremos hacia la Fundación y ya es todo bajada recorriendo poco a poco una calle recoleta donde podremos sentirnos en la misma edad media: pasaremos por delante del antiguo convento de las Carmelitas, bajo la Iglesia de San Pedro (encaramada sobre la misma piedra), atravesaremos varios pasadizos y dejaremos a un lado una plaza de diminuto tamaño pero gran encanto.

Llegaremos entonces a un estupendo mirador con otra fabulosa perspectiva de la hoz, esta vez justo frente al Parador de Turismo, y al poco veremos a la izquierda la Posada de San José, hotel encantador donde aconsejo comer o cenar.
 
Desde allí nos queda un corto paseo dejando a la derecha las ruinas de la antigua Iglesia de San Pantaleón, a la izquierda los muros del claustro para llegar finalmente a la parte trasera de la nave izquierda de la Catedral, donde aún se aprecia el lugar donde se encontraba la torre del Giraldo, que se derrumbó tras aquel triste día de 1902 en que también perdimos la fachada barroca.
 
Una continuación natural a este paseo, es decir, bordeando la Hoz del Huécar, nos obligará a rodear la Catedral, pasar por delante del Palacio Arzobispal y girar por la calle de la izquierda, donde hay dos hermosos museos, para llegar a la parte de atrás (la menos conocida) de las Casas Colgadas.
 
En esta ocasión propongo seguir nuestra ruta y no optar por lo habitual, que es salir por el pasadizo a la hoz para ver la famosa vista de las Casas que todo el mundo conoce; esta vez nos dirigiremos a un barrio precioso de Cuenca:

Barrio de San Martín: los rascacielos de Cuenca, una arquitectura singular.

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​Poca gente se adentra en este barrio a pesar de tener algunos de los rincones más hermosos de Cuenca, y seguramente sus empinadas cuestas tengan gran parte de la culpa.
 
Sin embargo, bajando con calma desde la parte trasera de las Casas Colgadas, podremos recorrer unos jardines con varios miradores excepcionales a la Hoz del Huécar, o bien internarnos por los pequeños callejones esparcidos por la ladera, con casas rústicas pintadas en bonitos colores, y disfrutar siempre con la vista de las casas que nos acompañarán a la derecha todo el recorrido: los llamados rascacielos de Pío Baroja, quien narraba que los burros se asomaban a los balcones al atardecer (más abajo se entenderá por qué podía ocurrir eso).
 
Para poder valorar más estos edificios hay que decir que probablemente sean de los rascacielos más antiguos del mundo, y son todo un ejemplo de la peculiar arquitectura conquense.
 
Cuenca usó principalmente la madera de sabina, un material resistente pero más flexible, capaz de irse corvando o torciendo, pero por tanto más difícil de quebrar. Eso mismo ha dotado a Cuenca de uno de sus rasgos más distintivos: sus casas parecen adaptarse a la posición que les ha tocado vivir.
 
Estos edificios tienen en algún caso más de 10 plantas si los observamos desde esta zona, pero más curioso aún es que por la calle Alfonso VIII, es decir, por su parte de atrás, esos mismos edificios tienen como mucho 4 ó 5 plantas.
 
Más curioso todavía es que esas casas tienen entrada por ambos lados, pero mientras que desde la hoz siempre deberemos subir escaleras, desde Alfonso VIII podremos subirlas (si vamos a pisos sobre el nivel de la calle) o bajarlas (si vamos a pisos bajo el mismo –que serán pisos altos sin embargo hacia la hoz-). Un burro, así pues, podría entrar por Alfonso VIII a pie de calle y asomarse a lo que sería un 6º piso a la hoz…
 
Poco a poco, aunque bajando empinadas cuestas, nos iremos acercando al pequeño río Huécar, en otros tiempos temible por sus riadas y ahora apacible regato en un entorno digno de cientos de fotografías.
 
Para terminar el paseo, no puedo dejar de aconsejar cenar o tomar algo en Grotte del Huécar, un restaurante que no dejará a nadie indiferente al estar situado en una enorme cueva natural, también con terrazas donde tomar algo frente a unas vistas incomparables.

Ronda del Júcar: un balcón a la naturaleza en la misma Cuenca

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No sabría decir cuál de las dos hoces es mi preferida, si es que hubiera que elegir. Quizá la del Júcar sea más salvaje, como un adelanto de la Serranía en la que se adentra. En todo caso recorrer la ronda es la forma de contemplar un fabuloso escenario natural.
 
Como otras veces, si es que se puede elegir planificarlo así, lo más fácil es hacer el paseo “de bajada”, es decir, desde el barrio del castillo hacia la Plaza Mayor, pero sabemos que el turista raras veces puede planificar tanto las cosas (afortunadamente diría yo, pues se perdería si no gran parte de la ilusión en los viajes).
 
Un buen lugar para contemplar la hoz del Júcar es el aparcamiento que hay justo frente al Archivo Histórico Provincial (el edificio que tiene una estatua del conquense Fray Luis de León y que espera recibir en 2018 una importante colección de arte de Roberto Polo).
 
Desde allí descendemos unos metros por la calle principal pero antes de llegar a la entrada de la Iglesia de San Pedro bajaremos a la derecha por unas escaleras bajo un arco, ya estamos en la ronda del Júcar y podemos asomarnos a impresionantes miradores a la hoz.
 
El recorrido desde aquí es fácil: tan solo seguir el suave descenso de esta callecita a la vez que vemos a la izquierda las típicas casas populares a las que nadie puede robar una fabulosa vista.
 
Llegaremos a una plazoleta dedicada al escritor Camilo José Cela que, como tantos, quedó fascinado por Cuenca. La calle se convierte enseguida en una estrecha escalera por la que llegaremos a la calle Severo Catalina y desde donde podremos optar, si nos encontramos con fuerzas, por girar a la derecha y tomar la bajada al Santuario de las Angustias, patrona de la provincia de Cuenca.
 
Esta bajada tiene un encanto especial, incluida la imagen de Cristo tallada en roca viva y argumento de leyenda, y compensa más aún la llegada a la bucólica plazoleta donde está el santuario, una fuentecilla y un antiguo convento en cuyo patio se haya la cruz objeto también de una bonita leyenda.
 
Desde aquí podremos completar el recorrido y seguir bajando hasta el Recreo Peral, un lugar con gran encanto a la misma orilla del Júcar y donde se come estupendamente.
 
Así, sin darnos cuenta, habremos bajado más de 100 metros de desnivel y mirando hacia arriba podremos disfrutar entonces del cogollo de la ciudad encaramada que se asoma al río.
 
 
Tras estos paseos estaremos listos para descansar con el recuerdo repleto de vistas inolvidables.
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    Iñigo

    Muchos dicen que
    Cuenca es pequeña;
    quizá sí, como un
    precioso diamante
    ​tallado, con cientos
    de hermosas caras
    que trataré de ir
    desvelando
    en este blog
    .

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